Parece ser
que el planeta Júpiter recibe este nombre porque es el mayor de los
planetas del Sistema Solar. En la mitología romana era el padre de los dioses. La
zona de tormentas de Júpiter, que ha sido llamada La Gran Mancha
Roja, es un enorme remolino de gas. Esta gran mancha roja, que
fue visualizada por el científico inglés Robert Hooke, provoca vientos de 400 km/h desde
hace 300 años. La tormenta tiene forma ovalada y se encuentra al sur
del ecuador de Júpiter. Varía mucho tanto de color como de
intensidad. A veces es de un color rojo intenso, y realmente muy
notable, y en otras ocasiones palidece hasta hacerse insignificante.
Inicialmente se pensó que la gran mancha roja era la cima de una
montaña gigantesca o una meseta que sobresalía por encima de las
nubes, pero se ha abandonado esta idea desde que se le ha visto
describir casi un tercio de la vuelta al planeta. Es más fría que
las nubes que la rodean debido a que posiblemente sea un ciclón
tropical. Si eso es verdad, tiene un núcleo que casi sobrepasa lo
imaginable, no sólo porque permanece año tras año, sino debido a su
enorme tamaño, puesto que la gran mancha roja es tan grande que podría
contener un planeta dos veces y media más grande que la
Tierra. En Júpiter se han
descubierto hasta 16 lunas. Los satélites más característicos de Júpiter
son los cuatro satélites galileanos: Ganímedes, Calixto,
Ío
y Europa,
ordenados de acuerdo a su tamaño de mayor a menor.
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